Viceministro de Cultura se pronuncia sobre destrucción de huaca "El Paraiso
El hecho ocurrió el pasado sábado cuando una decena de trabajadores de construcción civil ingresó clandestinamente al lugar y, con una pala mecánica y una retroexcavadora, derribó la pirámide de 6 metros de alto y más de 2.000 metros cuadrados de extensión.
Luego de que se hiciera público de que una de las 12 pirámides del complejo arqueológico Huaca El Paraíso fue destruida e incinerada por un grupo de sujetos aún no identificados, el Viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Rafael Varón Gabai, se pronunció al respecto.
En un comunicado el funcionario lamentó el accionar de estas personas y pidió el mayor castigo posible para quienes el pasado sábado derribaran la pirámide de 6 metros de alto y más de 2.000 metros cuadrados de extensión.
Lea el comunicado a continuación:
El pasado sábado 29 de junio, alrededor de las 5 de la tarde, una
banda de forajidos ingresó al Complejo Arqueológico El Paraíso, ubicado
en la cuenca del río Chillón, muy cerca de su ribera y a muy poca
distancia del mar de Ventanilla, y destruyó una pirámide de más de dos
mil metros cuadrados de extensión. Los maleantes, quemando basura,
provocaron una densa humareda para esconder su atentado y pretendieron
destruir otras tres pirámides más del complejo, lo que felizmente no
sucedió por la alerta de los vecinos.
Con sus aproximadamente 5 mil años, El Paraíso se remonta al Pre
cerámico Tardío. Es uno de los monumentos arqueológicos más antiguos
del Perú y, sin duda, el de mayor antigüedad de Lima y la costa
central. Ahí se debió hablar el quechua originario que luego se
extendería a todos los Andes, y en sus fogones, cuando todavía no se
había descubierto la cerámica en el Perú, se debieron asar productos
fruto de la primera agricultura en la región andina. En El Paraíso,
según las hipótesis de los arqueólogos que lo han investigado, se dio
el paso civilizatorio que lleva de la pesca, caza y recolección a la
agricultura, actividad que exige sedentarismo y una organización social
que permita que generaciones sucesivas administren frutos y semillas.
En este complejo, los arqueólogos que vienen excavando en el proyecto
del Ministerio de Cultura desde fines del año pasado, retomando
aquellas investigaciones realizadas por Fréderic Engel, arqueólogo
suizo afiliado a la Universidad Nacional Agraria de la Molina a
mediados de la década de 1960, han encontrado pequeñas mazorcas de maíz
y pallares, aunque aún no se había aprendido a preparar la chicha.
En El Paraíso trabajan cerca de 20 personas, muchas de ellas vecinas
del monumento; el complejo tiene vigilancia permanente del Ministerio
de Cultura y de la sociedad civil, a través de la Asociación Kapaq
Sumaq Ayllu; la policía efectúa rondas y la Municipalidad Distrital de
San Martín de Porres contribuye con la limpieza y preservación del
lugar. Hace una semana cientos de escolares acudieron a El Paraíso al
llamado municipal a celebrar el solsticio de invierno.
Recientemente, buena parte de los chancheros ilegales asentados en
la zona intangible fueron erradicados por la Municipalidad. Los
propietarios de los terrenos de la zona, trabados en un proceso con el
Ministerio de Cultura, insisten en lotizar el área arqueológica, en
remedo de lo que se ha hecho en Lima y otros lugares del país a lo
largo de nuestra historia, plagada de destrucción indiscriminada del
patrimonio, lo que ha resultado en la desaparición de muchísimos
monumentos arqueológicos, más de la mitad de los que encontraron los
conquistadores españoles a su llegada.
Los forajidos destructores de El Paraíso demolieron una pirámide de
6 metros de altura y 2500 m2 de extensión, privándonos para siempre del
conocimiento arcano que ella contenía. El libro que nunca fue leído,
como dijo Luis Cáceres, Director General (e) de Patrimonio Arqueológico
del Ministerio de Cultura en el discurso de orden durante el izamiento
del Pabellón Nacional, ha desaparecido para siempre. Paradójicamente,
este acto delictivo sucedió la misma semana en que el Ministerio dio a
conocer a la opinión pública un gran descubrimiento arqueológico en
Huarmey, que probablemente cambie el conocimiento acerca del pasado
prehispánico.
¿Tiene un mensaje para el Perú este atentado? No podemos decir que
el lugar estaba descuidado o desprotegido, ni que es un monumento sin
importancia o sin uso. Sí podemos decir que hay gente indeseable que
busca el lucro de manera inescrupulosa y grosera. Pero más allá de
estos maleantes que siguen presentes en la zona, con turbantes en la
cabeza y profiriendo amenazas, refleja a un grupo de peruanos que
necesita entenderse a sí mismos a través de sus raíces, que han perdido
en el camino todo vestigio de amor y reconocimiento a su propia
personalidad histórica.
Hoy solo nos queda luchar porque los culpables reciban el máximo
castigo que la ley permite y motivarnos a reflexionar sobre el fin de
El Paraíso.
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